lunes, 5 de marzo de 2012

24 años sin Olmedo

El genial cómico murió al caer de su balcón en Mar del Plata, un día como hoy en el año 1988, en la cúspide de su carrera. El rosarino vivía con Nancy Herrera, su pareja de entonces, con quien tuvo un hijo, su último hijo, Albertito. Su hijo mayor murió en el mismo accidente automovilístico en que falleció el cuartetero Rodrigo Bueno, en junio de 2000.

Olmedo fue uno de los más grandes cómicos argentinos, sino el máximo, con humor para adultos pero también para niños como con el Capitán Piluso, uno de sus personajes más antiguos y recordados. Trabajó en decenas de películas con su genial segundón, Jorge "el gordo" Porcel. En dos ocasiones compartió créditos con el inolvidable humorista Tato Bores. Actuó en programas de televisión como "Operación ja-ja", "El chupete" y "Alberto y Susana". Nació el 24 de agosto de 1933.


En el año 55 empezó como "pinchacables" en Canal 7, y desde ahí no paró. Su particularidad dejó huellas antológicas en el lenguaje televisivo argentino, entre otras cosas por ser el primero en mostrar a camarógrafos y el back de la TV al hacerle bromas a los técnicos, "gremio" del que provenía y con el que más se divertía.

Estuvo rodeado de las más bellas mujeres de la época, con quienes varias generaciones de varones argentinos fantasearon: Adriana Brodsky, Silvia Pérez, Beatríz Salomón, Susana Romero, y hasta la propia Susana Giménez, junto a la también legendaria Moria Casán. Olmedo marcó a fuego sus carreras, al punto que después de su muerte esas estrellas dejaron en su mayoría de brillar.

Algo en el país cambió después de que sus programas televisivos semanales dejaron de salir al aire. Era la era del humor en televisión, y Olmedo supo crear personajes de antología, como Álvarez y Borges, con su mejor partenaire, el genial Javier Portales; el dictador, el mayordomo y muchos más, aunque el emblemático "Manosanta" fue su cúspide actoral y cómica.

Muchos hablaron de la adicción de Olmedo a la cocaína y de su accidente delirante por el que perdió la vida, pero poco se reveló entonces de ello. Marcó una era y después de su muerte nada fue igual para el humor en la Argentina. Reemplazantes, nunca tuvo, y aunque Porcel siguió con su labor cómica, la falta de Olmedo se notó siempre.

Era un maestro de la improvisación. Un genio divertido, delirante y mundano. Hacía exactamente 24 años un canal de televisión daba cátedra de amarillismo al mostrar en cámara el cadáver de Olmedo que yacía en el césped de la entrada del edificio de varios pisos del que cayó en Mar del Plata, mientras hacía temporada teatral. Por eso, lo mejor para recordarlo es un par de las mejores escenas de este irreemplazable que nadie quiere olvidar.

FUENTE A24 - ESCENARIO

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